Fue una adolescente muy inquieta, perteneció a la Cruz Roja, fue ecologista, presidenta del centro de alumnos de su liceo e incluso deportista de vóleibol y atletismo. Sus cercanos la reconocían por tener un carisma y simpatía especial que siempre la hicieron popular en los colegios por donde estuvo.
Glenda comenzó a participar de la misa dominical de la catedral de la ciudad de Linares, donde se hizo conocida y esperada su participación en la eucaristía. En esta época el hoy emérito Obispo de Linares Carlos Camus Larenas, le solicitó que le grabara un casete con todas las canciones que interpretaba tanto en misa como en las adoraciones eucarísticas.
La Hermana Glenda recibe una segunda llamada, dentro de la gran llamada a la vida consagrada que vive desde hace 20 años. Al igual que Madre Teresa de Calcuta que dejó su colegio para responder a otra llamada recibida, la Hna glenda, dejando su vida normal como religiosa dedicada sobre todo a la enseñanza, se pone bajo obediencia del Obispo de Terrassa en Barcelona, España, para dedicarse por completo al anuncio del Evangelio por el mundo entero. Su superiora general y ella, ven que Dios está hablando y que para responderle ella necesita de un marco canónico más amplio, que le permita responder a la llamada de Dios a la "evangelización de los pueblos" que desde hacía años, a través de muchos signos, el Señor le pedía. Por eso después de conversar su Superiora y su nuevo "superior", el Obispo Diocesano, la Hna Glenda hace el cambio al "Ordo Virginum", la forma más antigua de consagracion de la mujer en la Iglesia.
Esta forma de Consagración le permite dedicarse a sus viajes misioneros, llevando la Palabra de Dios por medio de la predicación y la música, más allá de las obras propias de un instituto religioso
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